Pájaro de río soy
yo,
remo, nado y
llego a los sueños,
orillas blandas,
frescas, intuición.
Pájaro de río,
tordo,
río embravecido,
sopló
oeste, movió el
nido, tumbó
árboles,
conceptos establecidos,
ablandó las
durezas, desatando
los miedos,
soltando la expresión,
tormenta
sacudiendo,
reparados nos
encontró,
palafito de
madera isleño,
cobija epífita
del Humedal,
gracias por
darnos un lugar,
te queremos,
somos plantas de tu monte
acuático-estelar,
somos camalotes,
río Paraná.
Bosque de alisos y sauces,
renacer,
acacias ondulan sus fauces,
cambio la piel,
salvias potencian el mate,
me endulcé
con su abrigo de río y parsimonia,
abrazo de isla, no puedo volver;
blindado por mis ideas,
me abriré a su magia
de luciérnagas y canto de aves,
anclado en esta parcela, me hundiré
en sueños de arcilla y arena
más el Sol,
la Luna duerme placentera
en su colchón
de infinito y estrellas,
conexión,
telepatía desde los cristales de la materia,
intuición;
juzga, avanza y acierta,
allí voy,
en el bote, surcando las aguas
del Paraná;
mariposas cruzan el aire,
polillas diurnas, grillos y langostas
conmigo viajarán
hacia el otro lado del cauce,
todo fluirá.
Remo y remo por el Paraná,
conmigo me encuentro y, desde dentro,
levanto vuelo como un biguá,
paro en las islas, disfruto y contemplo
el Humedal;
intento amoldarme, en Simbiosis y con arte,
al bosque fluvial,
refuerzo mis sueños con su magia de cuentos
y así materializar,
el viento y un poema hacen la canción,
a tus oídos llega, al sauce ya le llegó.
Las acacias, ojos del monte, mueven sus fauces en la oscuridad;
alisos y sauces, salvias y cardos van a bailar,
ondulándose, en trance, al ritmo Humedal;
un curupí está por tumbarse, le pido que aguante, lo voy a mimar
besando su tronco, poniéndole barro en su herida.
Los grillos saludan, de pasto en pasto se van a perder
en la densa espesura de todo el verde,
mariposas y polillas diurnas acompañarán,
moscas y mosquitos, hormigas no van a faltar.
La tortuga en la orilla, junto a los alisos, sobre la arcilla,
se calienta al Sol, medita, contemplando el riacho y la isla.
Mi caparazón es la poesía
junto a mi manada y las plantitas,
unidos en un fractal de amor
que resiste los embates
de la nada misma.
Entraré al río a nadar, subiré a la costa para asolearme,
como la tortuga, habitaré el lugar con tranquilidad,
compartiré su casa, que es este Humedal.
Los cardos me guían hacia la nave,
unos floreciendo, otros secándose,
así es el ciclo, dónde todo va a volver;
falsas acelgas, con sus estrellas de miel,
pueblan los bordes del camino, antes de ascender;
las salvias, reinas del monte,
son como arañas de verde porte,
cuidan las islas, perfuman desde las matas
con su fragancia a menta y limones;
los sauces, sostenes del enclave,
programan las coordenadas de este viaje,
se mecen con la brisa de la mañana,
tejen la red Humedal, que albergue la chispa
de vida, que vibra al ritmo fractal, que migra
desde la arboleda Paraná hacia tu pecho abierto
en la porosidad del cuento, corazón hablará
con esa Luz, que es amor de hecho, que es
humanidad
desde el fondo de la espiral hasta acá, se toca el
final
con el comienzo de lo que crearás.
Pájaro de río soy yo, remo, nado y llego a los sueños, orillas blandas, frescas, intuición. Pájaro de río, tordo, río embravecido,...
