Si
miro para adentro,
mis
hojas secas
cayeron;
ahora,
brotan verdes,
nuevos
sentimientos,
nuevos
pensamientos
de
felicidad.
Mis
amigos, los duendes,
llenaron
el botellón,
me
lo obsequiaron
cargado
de amor
y
energía mutual;
chinches
y
mariposas monarcas
vinieron
a saludarme,
mientras
hacía transplantes
de
plantas aliadas,
muy
sabias.
En
un bosque del río Paraná
mi
alma fructificará,
mojada
por su Agua,
por
las manos del Sauce
acariciada;
saldrá
a volar
junto
a las águilas del Humedal;
si
el pintor Raúl Dominguez
retratara
este momento,
sería
todo como un cuento
sin
comienzo, sin final,
siempre
ocurriendo.
Eso
fue
lo
que dos cigüeñas,
cantando,
me dijeron.
Seba Muzzio.
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