Tengo apego por lo dulce

y tus labios son cristales de azúcar;

pruebo, siento, juego y quiero más;

llego a extasiarme en tu lecho surreal,

brotan brillantes los helechos de mi imaginación,

motivados por tu riego fértil de amor,

qué bien la paso en tu jardín multifloral,

bailando subo al cerro y las nubes me acarician,

expandiendo mi empatía hacia el infinito corazón.

 

Cueste lo que cueste,
Charigüé está en el este,
bajando hacia el sur:
corazón de mi inquietud;
marrón, verde, celeste,
mi corazón mira hacia el este,
bailando en la infinitud,
así florece,
esparce sus semillas
por las arterias amarronadas,
se asolea en la costa
con polillas diurnas,
serpiente Lechigüanas,
quema las penas,
Sauce en cortezas,
así navega: llega que llega,
trepa y se cae, enredadera,
blancas sus copas nectariales,
bebe y se queda pegado
con su pico azucarón,
queda empalagado,
acompasado por pájaros,
acolchado por las pasturas
y los sacos de dormir,
verde porvenir,
segunda casa Humedal,
en el reflejo del río,
hogar del otro lado,
veo nubes y el Sol
en su espejo riacho,
ambigua poción
el multiverso destilando.