Alimentado a pucheros, voy,
creando un mundo nuevo,
guiado por el Sol y el lucero,
en noches de expansión miro al cielo,
dibujo y mapeo mi emoción
como un fértil terreno,
planto y siembro un jardín,
va queriendo, dialogando, muy feliz,
con la Pacha, ahora sí, floreciendo
desde el centro hacia cada recoveco
de la maquinaria, salen hadas, duendes
y alimañas atraídas por el perfume divino.
En el bosque se celebra,
luz de fogata, vasos de lata con espirituosas,
entre amigos compartimos los frutos del trabajo,
agasajos de la tierra y la mano certera,
acá, siempre es noche buena.
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