Podría pintar un jardín con una huerta fructificada,
cada una de sus plantas,
colorear la savia para cuando fluya a través de las hojas mirarla,
dibujar los pájaros bajando a investigar la tierra removida,
pero no sería capaz de preparar el acrílico de las ganas,
para meter mano en la Madre Pacha;
hacerme parte del verde reinado de las almas retornando,
disfrutar sus sabores, sus amores de Sol y agua;
hundir mi nariz en ese jazmín, sus flores blancas:
aroma impregna dulzura, inspira la vida, alegría,
calma si es necesaria.
Seba Muzzio.
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