Los gatos en su siesta, mi arte en su reposera
elucubrando la mezcla, palabras ajenas,
mi pulso que surfea sobre la ola del día,
un té, un soplido de la Madre Tierra,
la birome, el cuaderno, collage de imágenes
y estas frases inciertas, nocturno abalanzarse
sobre las ideas que aún gotean.
El árbol me recuerda: “como un pájaro, pósate
sobre mi ser y tararea las más bellas melodías
que tu alma posea”; de paso, si es un naranjo,
tomaré la fruta y será jugosa mi inspiración;
un motor dulce para que se desate el poema,
un tanto ácido para meter la reflexión,
que siempre me lleva a pensar la unión,
el tejido vida y sus sinapsis:
el pájaro en la rama, musical conexión,
mi mano en la corteza, traspaso de amor
y así podría seguir acariciando follajes,
insectos y a cada flor, tocando los nervios
de Gaia, accionando la alquimia sensual.
Mañana pondré migas para que coman
las palomas y un tarrito con agua para
que se bañen el benteveo y los zorzales;
todo, siempre será la magia pintando instantes,
haciendo sonreír a la Luna, escribiendo cuadros
con las temperas de la locura.
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