Oh,
amigo
te
veo perdido,
te
ofrezco mi abrazo, te doy mi abrigo,
calor
de Luz que arrope del abismo.
Nos
devolvió la mirada,
oscura
como la Nada,
que
traga y deglute todo,
hasta
lo eterno,
que
igualmente se recrea sin fin.
Viajaste
a otros mundos y tiempos,
regresaste
aquí con alguna lección,
sobrevolar
la Eternidad no es color de rosas,
sino
más bien: fluorescencia de estrellas,
negrura
espesa que se ondula,
déjà vu de
ritos pasados,
sangre
y traición, muerte y creación.
El
ojo será telescopio de la vida,
receptor
de intuición mi cuerpo entero:
percibí
que volveremos lumínicamente
siendo
orbes de amor, seres del cosmos,
habitual
pasión de transformación.
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