El punto inquieto
es el que nunca
quiere
poner final al
cuento
ni a este momento,
donde nos conocemos
en un atardecer con
variedad de colores;
derritiéndose
estaba el cielo,
como pinturas del
infinito cayendo;
el río nos hamacaba
en su vaivén,
llevándonos hacia
una Salvia
divinamente
mentolada,
su fragancia dejo
una estela
como tus ojos
comenzando a ver las estrellas;
la noche cae, el
bote nos devuelve
al encuentro en la
orilla del Paraná Viejo.
Seba Muzzio.
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