Tirame una flor, tirame tu beso y una canción
que golpeen mi pecho y resuenen en el lecho de mi ser;
vibrando hacia arriba, destapando cada chakra,
el tercer ojo se activa y mira hacia el cosmos,
rebotando como un rayo volverá
y abrirá la mirada del alma, bondad que se irradia;
lanza una bomba de tiempo, nena, que nadie pueda parar
y bailaremos, sin final, para las penas soltar, tu dirás;
dispara esa guitarra distorsionada o con wah-wah,
seré un muñeco vudú, movido por el crudo rasguido;
balas de sonido que matan esta quietud,
letargo citadino, robótico quehacer,
no olvidaré el placer de esas metrallas poéticas
con ritmo y profética rima, poetas estelares;
intenta alcanzarme con tu láser-pincel,
creando paisajes oníricos, reales caricaturas,
visones refractadas con mucha hermosura;
pon la trampa de actuar la escena y no sabré
distinguir la realidad del sueño,
el teatro de todos los días;
pero el más bello arte será siempre,
abrazar.
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