martes, 18 de octubre de 2022

 

Si el viera a estas hormigas,

se las llevaría a su casa,

duende de la Pacha;

si el viese a la mantis,

camuflada en las plantas,

la saludaría, recibiría

su augurio de bonanza;

si el supiera adónde ir, elegiría

una isla del Humedal,

allí haría su hogar:

madera y savia floral

para unir las comisuras

de este mundo y su espejo,

una puerta diminuta

que se expande, casi absoluta,

dejando entreabierta la duda

de la “realidad” y la “locura”,

bordeando el abismo,

viendo toda su espesura,

abrazándome al cariño

de la Pacha y su hermosura,

la calidez del encuentro

y los guiños del cuento,

que brilla y me electriza,

haciéndome parte

de la conducción de la energía,

sostén del relato, retrato

del yoga inducido

por la cizaña purpúrea,

bajo la nueva Luna.


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