La tortuga en la orilla, junto a los alisos, sobre la arcilla,
se calienta al Sol, medita, contemplando el riacho y la isla.
Mi caparazón es la poesía
junto a mi manada y las plantitas,
unidos en un fractal de amor
que resiste los embates
de la nada misma.
Entraré al río a nadar, subiré a la costa para asolearme,
como la tortuga, habitaré el lugar con tranquilidad,
compartiré su casa, que es este Humedal.
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