Antes, siempre, las arrancaba
porque no sabía que eran plantas
nutricias de hadas, que llevan
la magia en sus alas;
ahora, las cultivo:
flor de fuego, lantana,
achira amarilla, malvavisco,
canario rojo, escoba dura,
clavel del aire, sunchillo;
las orugas se alimentan,
en sus cuerpos se fermenta
la alquimia dorada del Sol y
tejen su crisálida, cristal de meditación,
transmutan y se secan, vuelan;
mariposas llevando, su lema
de, colores fundidos como acuarelas;
trazos nítidos de la gran
inteligencia multiversal;
pintó con savia y sangre estelar
a cada esencia, a toda entidad;
cada teorema que quiere tocarla
también es un alma,
todo gestito de este jardín
en la trama sin fin.
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